«Nos tiene a todos muy preocupado»; un anónimo de la agencia de puritanismo europeo nos habla del hombre que ha supervisado y censurado Omega Labyrinth. «Mira, este es uno de esos juegos pajoneses de eso, dale una probada y métele tijera a lo que veas» fue lo que comentaron al entregarle una copia del videojuego para analizar su contenido. Después de aquello, no se supo nada de él en 3 meses y volvió explicando que el videojuego no podía ponerse a la venta. Lo sorprendente eran los motivos que aludía:
«Estas niñas son demasiado inocentes y puras como para que otros puedan vejarlas. Seré yo el que cuide de ellas».
«Estas niñas son demasiado inocentes y puras como para que otros puedan vejarlas. Seré yo el que cuide de ellas».
«También le pidió el divorcio a su esposa. La pobre mujer llamó a la empresa preguntando por una tal Aina-Chan y que se pensaba cargar a esa guarra»; nuestra fuente todavía siente cierta incredulidad cuando nos cuenta esta historia. «Hay que estar enfermo... o sea, las gallinas por lo menos son algo tangible pero ¿esos dibujitos?... no me mires así, no es que yo con las gallinas...»
También hemos querido saber la opinión de los aficionados al respecto: «Bastante mal, las waifus no se pueden poseer; todos merecemos amarlas y ellas ser amadas. Si realmente las quisiera, las compartiría con todo el mundo».
Desgraciadamente los fans, tendrán que conformarse de momento con el material publicitario del juego, en el que independientemente de la naturaleza erótica de su contenido, se puede apreciar la gran calidad que este atesora.
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